Más Allá del ‘Virtual Try-On’: El Colegio Prieste y el Bertha International Institute of Arts and Sciences Definen la ‘Exclusividad Digital’ en París

En el Colegio Prieste de Artes y Letras, gran parte de nuestra filosofía de enseñanza se basa en la optimización, la eficiencia y la disrupción. Entrenamos a nuestros ingenieros, diseñadores y estrategas de negocio (BBA) en Madrid para hacer que los sistemas sean más rápidos, accesibles e inteligentes.

Pero, ¿qué sucede cuando esta mentalidad de “escalar rápido” choca con una industria cuyo valor fundamental se basa precisamente en lo contrario: la fricción, la escasez, la herencia y la deliberada inaccesibilidad?

Este es el dilema del lujo. Y es el desafío exacto que un equipo de nuestros estudiantes de Grado y profesores del BBA en Gestión de Industrias Creativas y Tecnología y del BSc en Computación Gráfica y Tecnologías Inmersivas se propuso explorar.

Este mes, nuestro equipo viajó al corazón de la industria del lujo, París, para un seminario de investigación intensivo en el Bertha International Institute of Arts and Sciences (BII). Esta colaboración, alojada en el campus de BII en el prestigioso distrito 7, en el 121 Rue de Grenelle, buscaba responder a la pregunta más difícil de la moda moderna: ¿Pueden la IA y la tecnología inmersiva (VR/AR) coexistir con el savoir-faire de la alta costura, o están fundamentalmente en desacuerdo?

Nuestro equipo de Prieste llegó a París armado con tecnología. Habían pasado meses desarrollando un sistema de “prueba virtual” (Virtual Try-On) de alta fidelidad, utilizando la arquitectura de motores de juego (un pilar de nuestro BSc) para crear representaciones digitales fotorrealistas de prendas. La hipótesis era que la eficiencia de probarse 100 prendas en un minuto revolucionaría el comercio minorista de lujo.

La respuesta del claustro y los estudiantes de la Escuela de Negocios y Economía de BII, expertos en Gestión de Marcas de Lujo y Sostenibilidad, fue educada, pero brutalmente honesta: nuestro sistema era un fracaso.

No fue un fracaso técnico; la simulación visual era impecable. Fue un fracaso filosófico.

Como señaló un profesor de BII durante el taller, el lujo no vende ropa; vende una experiencia. La fricción de concertar una cita, el servicio personalizado de un asistente, el tacto del tejido: eso es el producto. Nuestra herramienta de “Virtual Try-On”, argumentaron, simplemente eliminaba esa fricción, convirtiendo una pieza de alta costura en un producto básico de consumo masivo. Diluía la marca, no la elevaba.

Para nuestro equipo, este fue un momento de humildad fundamental. Nuestra tecnología, centrada en la eficiencia, estaba resolviendo el problema equivocado.

Fue entonces cuando la verdadera colaboración comenzó. El debate pasó de la “replicación” a la “autenticidad”. Impulsados por la experiencia de BII en sostenibilidad y la obsesión de Prieste por los datos, el enfoque cambió. ¿Y si la tecnología no se usara para reemplazar la experiencia del taller, sino para amplificarla digitalmente?

El resultado fue el prototipo de “El Atelier Algorítmico” (The Algorithmic Atelier).

En lugar de un simple “probador”, el equipo conjunto diseñó una experiencia de VR inmersiva y profundamente personalizada. Un cliente no solo “vería” la prenda. Sería guiado por un “Maestro Artesano” de IA, un sistema entrenado no solo en las dimensiones de la prenda, sino en la historia de la marca, las técnicas de costura específicas de la casa y (crucialmente, vinculado a la experiencia de BII) la trazabilidad de sus materiales sostenibles.

La IA deconstruiría la prenda para el usuario en tiempo real: mostraría la simulación física de cómo un tipo específico de seda sostenible de origen ético (un enfoque de BII) cae sobre su avatar digital; explicaría cómo el patrón de IA se adapta a su forma única, creando un gemelo digital 1-de-1.

Esta experiencia no es eficiente. Es deliberadamente lenta. No es accesible para todos; es exclusiva para el cliente. No reemplaza la escasez; crea una nueva forma de “Aura Digital”.

Esta colaboración entre el Colegio Prieste de Artes y Letras y el Bertha International Institute of Arts and Sciences fue desordenada, desafiante y, a veces, frustrante. Nuestros ingenieros de Madrid, obsesionados con los frames por segundo, tuvieron que aprender el valor de la herencia y la narrativa. Y los estrategas de marca de París vieron cómo la IA, cuando se aplica no como una herramienta contundente de eficiencia sino como un pincel de precisión, no tiene por qué diluir el lujo.

Regresamos a Madrid no con una aplicación de “prueba virtual”, sino con un marco de trabajo para la “Exclusividad Digital” que es infinitamente más valioso.


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